Fundación del Real Monasterio de Sijena
Fundado por los reyes Alfonso II de Aragón y su esposa doña Sancha en 1183, el monasterio estuvo estrechamente vinculado y favorecido por la casa real de Aragón hasta su desaparición, dotándolo de grandes dominios territoriales, beneficiándolo con rentas y patrocinando suntuosas obras de arte. Fue la obra monumental más importante emprendida por los reyes en esa época.
Fue, en palabras de Carmen Carreras, «un claustro de mujeres distinguidas, dada su privilegiada situación en la sociedad de la época, tuvo una gran capacidad de obtener recursos, lo que dio como resultado el valioso patrimonio artístico que hoy apreciamos».
Aunque la leyenda atribuye a las milagrosas apariciones de la virgen en el lugar la decisión de fundar allí el cenobio, la realidad es que, con una Corte itinerante, su ubicación casi equidistante entre las ciudades de Barbastro, Monzón, Fraga, Lérida, Huesca y Zaragoza, hacían de este punto un enclave estratégico para el desarrollo y expansión del reino, camino de convertirse en Corona, además de apoyar la repoblación de Los Monegros.
La Orden del Hospital cedió a la reina los terrenos para su fundación, y su propósito fue el de establecer una comunidad de señoras, bajo la protección de dicha Orden, pero con una regla nueva adaptada a las mujeres. Un proyecto novedoso.
Su hábito era negro y sobre el hombro izquierdo destacaba una gran cruz de malta, con ocho puntas en el caso de las señoras, y media cruz en el caso de las obedenciales.
El recinto ocupa 7.800 m2 de superficie y organiza sus dependencias en torno al claustro. Aunque el símbolo de Sijena es su portada abocinada de 14 arquivoltas.
El núcleo del Señorío de Sijena quedó conformado por las localidades de Villanueva de Sijena (que aunaba a los vecinos de Sixena y Urgelet), Sena, Candasnos y Ontiñena, además de las aldeas de Presiñena, Cajal, Jubierre, Caxicorba y La Puebla. Con el tiempo se añadirían Bujaraloz y Lanaja. Además, entre las posesiones del monasterio se encontraban casas, tiendas, huertos, viñas, eras, campos, molinos… procedentes de donaciones.
Corte, Archivo y Panteón Real de la casa de Aragón
Pedro II, coronado en Roma en 1204 trajo a Sijena las insignias de su coronación (corona real, mitra, cetro y pomo) quedando aquí depositadas. Por su parte, Jaime I tenía aquí su archivo. Ambos consideraban Sijena un lugar seguro para guardar sus objetos más preciados. Pasado el tiempo, y al aumentar el volumen del material acumulado, se destinó un espacio cerrado encima de la Sala Capitular, al que se dio el nombre de archivo.
El retiro al monasterio de la reina doña Sancha abrió el camino para el ingreso de reinas, princesas, infantas e hijas de la nobleza del reino. También fueron habituales las largas estancias de reyes y herederos, con su corte.
Como los reyes viajaban por los diferentes lugares del reino, fueron buscando recintos de confianza donde establecer a sus hijos y que estos recibieran una educación adecuada.
Así, Jaime II y Blanca de Anjou dejaron aquí a cuatro infantas, de sus diez hijos. Esto supondrá el segundo momento de esplendor de Sijena. De las cuatro, Blanca de Aragón y Anjpou sería nombrada priora, ostentando el cargo entre 1321 y 1348, época de encargo de algunas de las obras de arte más destacadas del conjunto.
Años después, la reina Leonor, esposa de Martín I, comprometió las obras de construcción de un hospital (aunque ya existiría uno previo).
En Sijena serían enterrados la reina doña Sancha, y algunos de sus hijos: el rey Pedro II (muerto en la batalla de Muret contra los cátaros) y las infantas Dulce y Leonor. También la princesa, y priora, Isabel de Aragón y Monferrato, que nos dejó uno de los sepulcros más bellos de la Edad Media.
El tesoro de Sijena, un patrimonio recuperado
Numerosos retablos y gran cantidad de imágenes ocupaban los altares, capillas y dependencias de los claustros. Hoy, la sala de los antiguos dormitorios es una zona expositiva en la que se muestran las obras de arte que se van recuperando, tales como diferentes cajas sepulcrales, relicarios de plata, retablos de tabla y de alabastro, la puerta mudéjar del palacio prioral, piezas del belén de plata… Pero la mayor riqueza artística que tenía eran sus pinturas. Ubicadas en la sala capitular, y datadas en el año 1200, suponían uno de los mejores ejemplos de Europa de pintura mural románica.
El incendio de 1936 devastó una parte importante del cenobio, dañando de forma grave las pinturas murales, cuyos restos se conservan en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, pendiente de que el Tribunal Supremo confirme la sentencia que ordena su vuelta al monasterio de Sijena. A través del cumplimiento de varios fallos, también ha regresado gran parte de su patrimonio artísticos emigrado a Cataluña.
El retablo mayor de Sijena, del siglo XVI, siempre ha estado rodeado de incógnitas, respecto a su estructura y composición. De hecho, sus tablas fueron desmontadas a mediados del siglo XVIII, dispersándose por diferentes lugares del cenobio y después, varias fueron vendidas por necesidad por las religiosas. Según diversos investigadores, el retablo debía estar formado por 30 tablas, incluyendo la predela o banco y de ellas, hay localizadas 16, la mitad en Aragón y el resto, dispersas en museos de Toledo, Madrid o Dallas.
En 2018, Carmen Morte, catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, inició una revisión de su autor, conocido como «Maestro de Sijena», identificándolo como Rodrigo de Sajonia.
Sijena Virtual es el portal creado por el Archivo Histórico Provinciald e Huesca y el Gobierno de Aragón para ofrecer un acceso en línea a los documentos originales, más de 1.500, que formaron parte del archivo del monasterio y que se conservan en ocho archivos y bibliotecas de toda España, como pergaminos, protocolos notariales, documentos judiciales.
En 1923 el Monasterio fue declarado Monumento Nacional por Real Orden de 28 de marzo de la Dirección General de Bellas Artes. Su declaración como Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón fue completada en abril de 2002.
Las visitas guiadas pueden reservarse en www.sijena.com
Los textos están tomados de fragmentos de la trilogía de libros sobre el monasterio de la historiadora Carmen Carrera: El Real Monasterio de Sijena (2015) y su señorío feudal; Sijena y la Casa Real de Aragón (2021) y Blanca de Aragón y Anjou, infanta y priora de Sijena (2023), publicados por el Instituto de Estudios Sijenenses.